jueves, 9 de julio de 2015

Partes de un discurso





El discurso se compone de:

  • Introducción.

  • Cuerpo.

  • Conclusión.

INTRODUCCION

Las primeras palabras tienen una influencia decisiva, pues provoca  la primera impresión del auditorio. Provocan un clima de atención y expectativa, y el público espera interpretar al conferencista, adivinarlo, juzgarlo para satisfacer o no a su inquietud intelectual. 

Los antiguos tratados de retórica distinguen cuatro clases de introducción que son:


  • Ex abrupto.

  • Por insinuación.

  • Directa.

  • Pomposa.

EX ABRUPTO
Es una entrada inesperada, brusca y categórica en el tema, con el objeto de impresionar hondamente al auditorio; son comienzos explosivos, especialmente recomendables para dirigirse a las grandes asambleas en momentos de singular expectativa.

POR INSINUACIÓN
Es más  usual, y consiste en entrar en contacto con el público de manera suave y progresiva, creando paulatinamente el clima de comunicación, o que permite al orador sondear la mentalidad colectiva del público con precaución y dar tiempo también al público para colocarse espiritualmente en situación de recibir el discurso. Es apto para cualquier oportunidad y se presenta a cualquier tema.

DIRECTA
Es el comienzo sin preparativos ni precauciones. Se recomienda para ejercicio de la cátedra. 

POMPOSA
Es la menos frecuente de todas, apta para ocasiones de gran solemnidad, en que la elevación del pensamiento y el sentimiento se ajustan a la nobleza y magnificencia del acto o del asunto. Es la introducción para las grandes ocasiones en que pueda hacer uso de la palabra el hombre; aunque en realidad, en nuestro tiempo este tipo de exordio ha dejado de ser, prácticamente, uno de los más grandes oratorios religiosos de todos los tiempos.

EL CUERPO O MEDIO
Es el núcleo central del discurso. En él se desarrolla el asunto o tema. En el desarrollo del cuerpo del discurso, debe atenderse ciertas exigencias que son:

UNIDAD: Todo lo que se diga en el cuerpo del discurso deberá tener una unidad, es decir, cada idea tendrá que estar relacionada con las otras, y todas, con el conjunto del tema.
ORDEN: Las ideas deben estar desarrolladas por su orden lógico  y los razonamientos deben derivarse unos de otros, de manera que el asunto se despliegue en forma natural. Esto es lo que suele llamarse “el hilo del discurso”, que en ningún momento debe perderse.
PROGRESIÓN: el conjunto debe desarrollarse paso a paso, marchar en forma creciente hasta el punto culminante o nudo del asunto, para dar lugar entonces a la solución final.
TRANSICIÓN: Es el paso de un asunto a otro. Es decir, de un párrafo a otro.

CONCLUSIÓN
Es la última parte del discurso. Y es, muy a menudo, la parte más difícil de un discurso. A veces es también la parte más agresiva, porque según lo que en ella se diga se arriesga todo lo logrado durante la exposición.

Este paso debe llegar como una consecuencia necesaria para el discurso, cuando el mismo público y el orador tienen la impresión de que ya no queda nada por decir. Esto supone una disertación bien meditada y conducida, porque en realidad, no basta expresar la fórmula tradicional “he hecho”, para crear en la mente del público la idea de que todo ha concluido.

Las conclusiones pueden estar compuestas a veces de dos partes: una corta recapitulación de lo expuesto y un llamado a favor de la causa sostenida.

La ocasión y el tema indicarán al orador sobre lo conveniente en cada caso. La conclusión, por lo general, exige ciertas condiciones artísticas, ciertas dosis de pulimiento literario y estético que dejen la impresión de un recuerdo permanente.


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