jueves, 22 de junio de 2017

La importancia de la velocidad en un discurso

Se llama rapidez o tempo a la velocidad oratoria de la conversación o discurso. La rapidez del discurso varia según la personalidad del orador, las circunstancias y principalmente, según las emociones o ideas que expresan con distinta rapidez, y lo que en una es natural y agradable en otras es falso y desagradable.

De un modo general, las diferencias personales de  rapidez son admitidas, a condición de que no afecten la inteligibilidad del discurso, no fastidien al auditorio, ni estén en desacuerdo con el contenido de la frase o discurso. Al dirigirnos a un público grande la velocidad deberán ser menor que cuando nos dirigimos a un público corto o a un grupo familiar.

Así mismo, la exposición de las ideas abstractas, de estadística, de razonamiento difíciles o complicados debe ser lenta, mientras que las ideas sencillas pueden decirse con mayor rapidez. En cuanto a las emociones, las alegrías, gozo, son más rápidas que las de dolor, pena y tristeza. los discursos solemnes exigen también un ritmo majestuoso lento, mientras que las arengas militares o polémicas permiten más rapidez.

LAS PAUSAS

En intimas relación con la rapidez y duración de un discurso están las pausas. Estas se anuncian en lo escrito por los signos de puntuación, y en el discurso oral  por la duración relativa del silencio.

En el discurso lento, las pausas se hacen en mayor número de veces que los signos escritos. deben aprovecharse en todos los casos para aspirar aire. las pausas se usan para preparar los grupos naturales de ideas de un párrafo, para anticipar palabras, frases o ideas que seamos destacar, y meditar lo que se va a decir a continuación. En el ultimo caso, el oyente no deberá notar esta estrategia.

Aun en una conversación con amigos deben existir ciertas pausas, que nos permitan darnos a entender de una manera mejor. 

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